TEMAS ─ POR JOSE VICENTE G.

6.3.14

AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS, EN EL TEXTO. ODIAOS LOS UNOS A LOS OTROS, EN LA PRÁCTICA.

No soy ateo, de ninguna manera; POR EL CONTRARIO.

Pero, sí, soy CERO discípulo de religión alguna. Y no es que no las siga por ser necio, o por ser un cretino obtuso. Ciertamente ─para mí─ no las legitimo, porque a raíz de mis inquietudes e intranquilidades intelectuales, desde hace tiempo he leído, estudiado e investigado sobre varias de ellas, y he quedado atónito y desconcertado; en otras palabras, desde mi perspectiva, me considero con excelentes y fundamentados criterios para ser discrepante y opuesto a las religiones. Sé y conozco de muchos fanáticos, apasionados y ciegos, que están ahí en su culto, porque, sencillamente, no conocen de más nada... igual que cuando éramos niños y aprendimos el idioma español sin tener ni vaga idea de lo que era el mandarín, el alemán u otros muchos idiomas; en ese entonces, podríamos haber jurado que era el único idioma existente en el Universo.

No obstante mis axiomas y mis opiniones al respecto, soy muy respetuoso, cuidadoso al extremo y suficientemente considerado con el credo y el culto que, en torno a este tema, cada quien profesa. Allá cada cual hace con su cerebro, con sus credibilidades, con sus doctrinas, con sus certidumbres e incertidumbres; es decir, con su vida, lo que desee hacer. Además, ningún daño me causan con las normas y cánones que quieran adoptar y seguir. Incluso, he observado gentes a quienes les ha caído bien la religión, pues en verdad han cambiado para bien. Y también, en otras, he advertido todo lo contrario.

De otra parte, hay algo que me ha llamado la atención: Es que a ciertas y particulares personas fanáticas (no todas desde luego) les ha dado desde hace algún tiempo, con cierta frecuencia, por escribir en sus muros de Facebook y para que todos lo lean o, mejor, trascribir, no sé si textualmente de la Biblia o trasladados de algún texto de filosofía, de teología, o no sé de qué escolástica, una serie de postulados, máximas, fórmulas, apotegmas y consejos  (a veces largos y confusos) que describen y sugieren actitudes ideales, posturas sacras y venerables comportamientos que, por cierto, son completamente antagónicos y contrapuestos a la personalidad y a las venenosas conductas usualmente mostradas y desplegadas por ─precisamente─ quien los está presentando en su muro. Eso sería como si CHEPE V. GÓMEZ SANDOVAL ─de la noche a la mañana─ resultara publicando proverbios para inducir al pesimismo y al desánimo, y para censurar la rumba y el consumo de licor; o, dicho de otra manera: como si los burros resultaran hablando de orejas.

A veces es tan profunda la contradicción existente entre el sublime contenido del mensaje o el estado publicado, y la profana vida que, día a día, exteriorizan y reflejan estas singulares y sorprendentes personas; que no sé si es que han perdido la cordura, si es que definitivamente les gusta hacer el ridículo, o si lo han escrito para hacer chiste y causar risas.

Esos estados contradictorios, en últimas a nadie fastidian; solo causan extrañeza o hilaridad. Entonces pienso: Si ya estos personajes cuentan con el respeto de todos sus amigos virtuales por su  supuesto fanatismo y por su obcecación hacia su religión, y que por esto nadie les va a molestar, ¿por qué no lo siguen profesando allá en su corazón y en su intimidad, en lugar de esforzarse y propiciar a que sus allegados les pierdan ese respeto justamente por estar auto-ridiculizando su creencia al publicar estados extraídos de sus textos guía,  en los que describen su anti-yo; o, mejor, su anti-usted? Y que nadie va a creer que esos augustos contenidos corresponden a la horma de sus zapatos.

Desde luego que no debo omitir el hecho de que también me he fijado en personas que son seguidoras de alguna religión, y que, aparte de ser fervorosas y verdaderamente piadosas dentro de su creencia, manejan muy buena moderación y nunca hacen quedar mal a su credo; y si algo escriben o pregonan, es acorde con su diario proceder. Para ellas, mis sinceros respetos y la aclaración de que en nada aplica, a estas buenas personas, lo conceptuado en esta nota.

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