TEMAS ─ POR JOSE VICENTE G.

16.5.13

VUESTRA SOCIEDAD TE DICE CÓMO DEBES OPINAR O QUÉ DEBES HACER Y TÚ OBEDECES

El siguiente experimento se ha llevado a cabo en diferentes ocasiones con sujetos distintos y con los mismos resultados. Veinticinco personas se reúnen en un salón donde se les indica que deben mirar con atención los objetos que aparecen en la pantalla que tienen adelante, y decidir, de cada dos objetos que aparezcan juntos, cuál es el mayor. Bien sencillo. La trampa está en que, de esos sujetos, veinte están confabulados de antemano para que, cuando dos objetos aparezcan y se discuta en el grupo cuál es el mayor, ellos digan con plena convicción que el mayor es el que en realidad es menor, y hagan que esta opinión aparezca como general y espontánea. Los otros cinco inocentes ignoran lo tramado, y se supone que han de calificar y juzgar libremente según lo que les parezca.

Se proyectan dos líneas en la pantalla, de las cuales la línea <A> es claramente más larga que la <B>. Pero cuando el grupo comienza a comentar, los veinte que estaba de previo acuerdo van diciendo, cada uno a su manera, que la línea <B> es más larga que la <A>.

Los otros cinco empiezan a cavilar:

"Si todos lo ven tan claro ¿quién soy yo para decir lo contrario? si, si, no cabe duda, menos mal que he escuchado bien a los demás antes de aventurar mi opinión. Voy a lo seguro".

Nadie quiere arriesgarse a hacer el ridículo y, así, todos se cubren, siguen a la mayoría y firman el veredicto común en contra de lo que por dentro sienten (ESTO SE LLAMA FALTA DE AUTENTICIDAD).

¿Qué sucederá cuando, no veinte personas, sino la sociedad entera, y no en una sesión, sino a lo largo de toda la vida o de periodos de vida importantes, esté repitiéndonos, equivocadamente, que la línea <B> es más larga que la <A>. ¿Y QUÉ SUCEDERÁ CUANDO YA NO SE TRATE DE LÍNEAS, SINO DE IDEAS, OPINIONES, VALORES, CREENCIAS, CREDOS, POLÍTICAS, CONCEPTOS MORALES, PONDERACIONES SEXUALES, ETC?

La esperanza y el reto es que dentro de un mundo tan uniforme siempre existan individuos animosos que escapen a la maldición común, por el camino de la aventura personal.

Otro tipo de condicionamiento de la sociedad sobre las personas y, por cierto, muy extendido, es la moda. La necesidad de ajustarse a los demás, de vestir de un modo determinado, no porque a nosotros ─o a mí─ nos guste, sino porque todo el mundo viste así. Llevar un peinado especial ─no porque este estilo me parezca el más hermoso, sino porque es el estilo de aquellos con quienes comparto y en cierta forma vivo y, lo más importante, es el estilo de quienes quiero ser aceptado─. Aunque, desde luego, bien pronto comenzaremos a decirles a todos, y a nosotros mismos de primeros, que este estilo o esa determinada ropa de moda nos gusta muchísimo, que es el más bello o la más linda que se haya inventado jamás, tan distinta de esas ropas pasadas de moda que otros llevan y que nosotros mismos llevábamos orgullosos solo hace un año o un par de años.

La moda se impone porque la gente y en particular la gente joven tiene una necesidad imperativa de pertenecer a su grupo, de ser aceptados por sus iguales, de encontrar apoyo en ellos. Ahora bien, para pertenecer a un grupo hay que hablar, obrar y vestirse como los del grupo hablan, obran y se visten. <Lleva amarillo si todos llevan amarillo> y si no te gusta el color ya acabará gustándote; y <déjate el pelo largo si todos se lo dejan>; o <rasúratelo corto si todos se lo rasuran>. <Lleva vaqueros cuando todos llevan vaqueros>.

Los árbitros de la moda viven de ello. Cambian la moda cada año para que los vestidos del año pasado no valgan para este y surja la impaciencia por averiguar cuáles van a ser las pautas de la próxima temporada, para adoptarlas a toda prisa. Cómprate vestidos nuevos, deshazte de los usados. Adelante con el grupo ¡Adelante con la moda! No te quedes atrás, no te quedes solo, compra la última moda. Ponte este traje con valor. Aprende a pronunciar con aplomo la última palabra. Así se hace; ya estás dentro. Cuesta lo suyo, pero merece la pena. Identifícate con el grupo aunque el precio que hayas de pagar sea perder tu propia identidad. ¡Tú ya no eres tú! pero ya eres del grupo.

Los que ya no son jóvenes confiesan que no entienden cómo los jóvenes pueden disfrutar  cierto tipo de espectáculos, y añaden que ellos no podrían aguantar ni cinco minutos el ruido y las luces de un concierto de rock duro. Allí todos se balancean al mismo tiempo, en obediencia jurada al liderato supremo de la estrella del rock. Ellos hacen lo que todos hacen. Allí encajan, pertenecen, se ajustan y se aseguran. Y ese es el más fuerte deseo del corazón inconstante del joven de hoy.

A los mayores nos resulta fácil hablar críticamente de la moda de los jóvenes y de su manera de vestir y de cantar, y nos sentimos seguros al comentar el efecto condicionador que la moda ejerce en los jóvenes. Tal seguridad no es justificada; de hecho la moda se hace notar no solo en vestidos y canciones, sino en ideas y tareas; y no solo entre jóvenes, sino también entre los mayores.

Estamos tan condicionados por lo que los demás dicen y hacen, que hace falta un fuerte y consciente esfuerzo para conseguir cierto grado de independencia y neutralidad.

Cuando veamos a jóvenes seguir la corriente de su grupo, y nosotros critiquemos su servidumbre ante el grupo y su obediencia a la moda, haremos bien en recordar que también (y tal vez en mayor grado) a nosotros nos alcanzan influencias similares; que, de la misma manera, hacemos parte de otra servidumbre, y que no somos capaces de liberarnos de ellas; para la muestra algunos botones:Las corrientes y modas administrativas en el manejo de empresas.
  1. Las tendencias automovilísticas.
  2. El seguimiento al evento deportivo de moda.
  3. Las tendencias o modas arquitectónicas.
  4. La moda de adelantar ciertos programas académicos diseñados para adultos.
  5. La obediencia suprema en seguir los ritos que mande e indique el clérigo o el ministro de turno según la religión a la que se pertenezca.
  6. Las formalidades en las comidas.
  7. Las fidelidades de los famosos costureros y de los tés de media tarde.
  8. La exigencias y a veces aburridas normas añejas que se le hace cumplir a los hijos.
  9. Asistir juiciosamente a cumplir con los programas y tareas del club de los de la tercera edad.
  10. Utilizar el sombrero, la bufanda, el saco o, en fin, la moda a la que quedamos prendados.
  11. Mandando a hacer la primera comunión a los hijos.
  12. Sirviendo de padrinos y luego llamándose compadres.
  13. Cumpliendo con fervor los cánones y normas protocolarias y hasta de etiqueta.
  14. Etc.

Así las cosas ¿QUIÉN PUEDE LLEGAR A SER DE VERAS ORIGINAL, DISTINTO, CREATIVO, INDEPENDIENTE, EN EL MONÓTONO MUNDO DE HOY? La empresa es ardua y el reto, por ello, tanto más valiente.

No hay comentarios: